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Friday, July 29, 2011
Éros c’est la vie: Duchamp y el erotismo
[publicado
originalmente en la revista Orificio,
núm. 6, 2009; también es una versión modificada de una sección de
mi tesina para la Licenciatura en Historia del Arte en la Universidad
de Puerto Rico, 2008]
Duchamp
nunca quiso pertenecer a ningún movimiento artístico, pues “trataba
de alejarse de cualquier grupo debido a que es una forma de
individualidad”[1]
y de que
cada cual haga “su contribución personal y no estar influenciado
por nada”[2].
Sin embargo, pensar en Dadá (movimiento anti-artístico nacido en
Zurich, 1916) es pensar en Marcel Duchamp pues sus obras rompieron
con todos los esquemas del arte tradicional, lo que lo hizo uno de
los artistas más importantes del siglo XX. Muchos lo
consideran como un genio pero desgraciadamene no es muy conocido, por
lo que pocos -intelectuales, artistas y el ‘establishment’-
conocen su provocativa y controversial obra. A Duchamp le
interesaba destruir la visión romántica del arte por lo que destaca
el aspecto teórico filosófico del arte, actuando en contra de la
idea del “arte por el arte” del siglo anterior. “No la
filosofía de la pintura: la pintura como filosofía. Ahora que
es una filosofía de signos plásticos sin cesar destruida, como
filosofía, por el humor”[3].
Declara
que el arte es mierda (art=merde)
como destitución de la concepción burgesa del arte y de la
mercadotecnia de ésta. Con esta idea Duchamp destruye el
concepto de arte para entender nuevamente la experiencia artística. Cree que el arte debe entenderse como filosofía, pues es una empresa de la inteligencia; es una aventura del pensamiento y un constante desafío para éste en cuanto a la razón, el entendimiento y la imaginación. Considera que el artista no es importante sino la misma experiencia artística; es la ocasión de hacer arte y no el protagonista. De esta
manera se opone a la celebridad exaltando así el protagonismo de la
inteligencia, convirtiendo la ‘celebridad’ en ‘cerebridad’[4],
siendo esto el protagonismo de la inteligencia.
Para
Duchamp, la obra de arte es en su integridad una experiencia erótica. Establece que erotismo y deseo son elementos
inseparables del lenguaje, pues como se aprecia en sus obras, como
por ejemplo los ready-mades,
no tuviesen sentido sin el lenguaje. La importancia del
lenguaje, específicamente en sus títulos creados con juegos de
palabras, es de orden intelectual, es el instrumento perfecto para
producir significados y destruirlos a la vez. Duchamp veía al
erotismo como una manera de presentar las cosas ordinarias que a
veces están y no se ven. Por medio de su iconografía erótica
impactaba al espectador y captaba su atención. Luego, con el
doble sentido presente en sus juegos de palabras llevaba una parte
importante de su significado. “Duchamp decía que todos entendemos el erotismo pero nadie habla de él y que por medio del erotismo uno puede alcanzar asuntos importantes que usualmente permanecen escondidos”[5].
Aunque
en sus primeras obras, aún con las influencias del impresionismo y
fovismo, presentó imágenes con desnudos, su erotismo se destacó
luego cuando encontró autenticidad creando obras tan novedosas como los ready-mades en los que descontextualizaba un objeto implicando de esta manera la revisión del mismo tanto a nivel formal como a nivel conceptual.
Debido a que no presenta un erotismo de manera explícita como se ha
visto en otras obras de la Historia del Arte tales como la Venus
de
Tiziano, la Olimpia
de
Manet e incluso el Éxtasis
de Santa Teresa
de
Bernini, donde los desnudos y características que sugieren el
erotismo son evidentes, en Duchamp esto se hace más intelectual,
pues su desnudo nunca es visible. Lo que lo lleva al sentido
erótico es, en gran parte, el sentido que le otorga el título
gracias al humor y la ironía; elementos muy importantes en su propia
vida y quehacer artístico. “La alusión erótica es siempre
capaz de provocar ironía”[6].
Lo interesante de este erotismo es que casi todas sus obras tienen
este tema presente, desde sus primeros ejemplos, los ready-mades
y
el Gran
Vidrio
hasta
llegar a Etant
Donnés
donde
culmina el erotismo que manifiesta a lo largo de su obra.
Vista
de sala en el Museo de Arte de Filadelfia donde tienen en
exhibición la mayor colección de Duchamp como por ejemplo El Gran Vidrio y Ettant Donnés. Visita realizada en marzo del 2008. |
Los
ready-mades
han
sido los objetos que más trascendencia han tenido en el arte
contemporáneo, pues es algo ya hecho o previamente fabricado.
El artista no crea, en el sentido tradicional, sino que toma un
objeto del universo industrial y lo convierte en arte. El ready-made es una crítica del arte “retiniano” (el visual) y manual; eran objetos creados para provocar, productos del esfuerzo para quebrar con cualquier tradición artística, para crear un nuevo arte, uno que atraiga la mente y no la vista.
Marcel
Duchamp, Rueda
de bicicleta (Roue
de bicyclette). 1913
|
En el año 1913 Duchamp crea Rueda de bicicleta, el primer ready-made, aunque para este momento todavía no lo había denominado como ready-made. Está compuesto por una horquilla en la parte superior con la rueda
delantera de una bicicleta sin la goma sobre un taburete de madera. La rueda genera una esfera al combinarse con el movimiento giratorio de la horquilla sobre la base del taburete. Hay que tener en cuenta las implicaciones eróticas de este movimiento. La rueda gira sobre su propio eje o el de la horquilla girando sobre el agujero en el taburete. El primer movimiento que tiene que ser asistido o creado por la mano del usuario tiene un sentido masturbatorio. Mientras el segundo movimiento implicaría el hecho mismo del acto sexual pues el eje de la horquilla penetra en el agujero del taburete; el taburete sería lo femenino. Mientras lo de arriba se mueve, el soporte permanece estático. Los colores de cada parte de este objeto son blanco y negro y, por consiguiente, colores contrapuestos, o sea, la diferencia entre los sexos.
Este
primer ready-made
muestra
la intelectualidad de su obra donde no sólo se puede apreciar su
iconoclasticismo hacia el arte sino también la complejidad
conceptual de su obra. Ya no nos podemos dejar llevar por el
significado de los ready-mades
como
meros objetos cotidianos que han sido escogidos por el artista y
elevarlos al nivel del arte sino comprender también el elemento
intelectual que ha desarrollado. Y todo ello mientras sugería
las mismas cosas que en el Gran
Vidrio:
posibilidad o imposibilidad del amor, el contacto entre los sexos,
masturbación, etc.[7]
DUCHAMP, INCLUSO.
Por Julián Moguillansky
• LOS PRIMEROS READY-MADES
RUEDA
DE BICICLETA (1913)
Con su Rueda
de Bicicleta (1913)
Duchamp parte en dos a la historia del arte al crear la noción de
Ready-Made
(“Ya
Hecho”).
Un Ready-Made es un objeto que el artista no crea con sus
propias manos, sino que se trata de un producto de fabricación
industrial que se transforma en arte desde el momento en que el
Artista lo señala como Arte, lo firma y le da un título. El objeto puede ser modificado (“Ready-Made rectificado”, tal como la rueda de bicicleta) o puede permanecer tal como fue encontrado (“Ready-Made” a secas… tal como “Fuente” o “En adelanto
por un brazo roto”).
Entre sus principales exigencias
para la creación de un Ready-Made, tal vez una de las más
importantes sería la neutralidad estética del objeto. Nuevamente,
este hecho también resulta revolucionario para el Arte. A lo largo
de la Historia de la humanidad, los distintos movimientos del Arte se
debatieron entre representar lo bello, armónico, proporcionado… o
lo feo, desagradable y grotesco. El Arte Clásico siempre tuvo como
ideal a la belleza, el Romanticismo (tomando como modelo a
Shakespeare) se propuso representar la conjunción de lo bello y lo
grotesco; más tarde, el Expresionismo se inclinó por lo horroroso,
la estética de la fealdad. Duchamp, como el gran místico que fue, supo ver que en toda lucha de opuestos existe una instancia superadora, un punto que se coloca por encima de aquel debate de opuestos y simultáneamente los fulmina y excede (después de todo,
no es misterio alguno que la Dialéctica Hegeliana es sólo una
versión secular de la Qabalah).
Duchamp propone así un nuevo Arte que produce neutralidad o anestesia estética, que está más allá de lo bello y lo feo… ya no como híbrido romántico, sino como verdadera superación de estas categorías. Arte que ya no es estética, sino que existe en tanto es capaz de crear ideas en quien lo contempla.
“Rueda de Bicicleta”. Consistía en un banco de madera
sobre el que estaba montada una rueda de bicicleta que podía rotar
libremente sobre ambos ejes (pues el “manubrio” también rotaba,
de modo que ambos movimientos en simultáneo creaban una esfera
tridimensional).
Este Ready-Made es particularmente interesante por su trasfondo alquímico. En principio, se ve al Círculo de la rueda, el elemento cósmico, colocado sobre el Cuadrado terrestre que es el banco. También puede verse una
representación de la Rueda Alquímica que constantemente gira, tal
como se la puede ver en el “Speculum Veritatis”:
Speculum
Veritatis (S. XVII).
También esta obra es signo
de lo Volatil (el Círculo que libremente gira) sobre lo Fijo (el
Cuadrado que está “aferrado al suelo”), tema que será luego el
centro de la obra más importante de Duchamp: “La novia desnudada
por sus solteros, incluso” (también conocida como “El Gran
Vidrio”). Aún así, tal vez lo más interesante sea interrogarse sobre la sexualidad de la “Rueda de Bicicleta”: con un elemento pasivo y femenino como el banco, y un elemento activo (giratorio) y masculino por el otro, este objeto busca emular al Andrógino de la Alquimia. Tema que también será recurrente en la obra de Duchamp (a
tal punto que él mismo en cierto momento decide crear una segunda
personalidad para sí mismo: Rrose
Selavy1…
y bajo ese seudónimo femenino
firma buena parte de su obra, también se hace fotografiar como Rrose
por Man Ray, es decir, vestido de mujer. Duchamp buscaba así la
unión de su naturaleza masculina y femenina).
Marcel
Duchamp como Rrose Selavy (fotografiado por Man Ray).
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