Estimado amigo,
Si
únicamente podemos disfrutar de esta vida, me gustaría aprovechar para compartir mi visión contigo y mostrarte como pienso, aunque quiero que sepas que estaré eternamente agradecido de haber conseguido llegar hasta aquí. Cada
vez que me nace escribir parto de esta misma idea para intentar
mejorar cómo transmitir el mensaje más profundo y sincero, pero
ahora busco la manera de que nos aporte algo especial a los dos.
Sé
que las palabras impersonales de una lengua ya inventada y un
mecánico grafísmo de oficina pueden resultar aborrecedores, un
incordio a evitar en el menor tiempo posible, pero también un medio mágico y una
posible fuente de descubrimientos perdidos entre la maleza del tiempo y de lo desconocido.
La
creatividad se infravalora cuando se trata del sentimiento de otro,
cuando supone un esfuerzo abrir la percepción para
acercarse a la comprensión de otra realidad que no es la tuya, pero todo anhelamos hallar a alguien que sepa como transmitir aquello que sentimos todos y nos lo muestre con palabras. En realidad todos queremos ser protagonistas de un relato perecedero, el
reflejo de una luz en el firmamento, una estrella más en el cielo de
nuestra memoria colectiva.
Estas
reflexiones existenciales que surgen antes de dejarse vencer por el
peso de los párpados de 'un otro día', me han hecho entender que la
vida tiene un principio, tres factores que la rigen y un fin.
Ese
principio o inicio es la clave para entender y valorar nuestra
existencia y nuestra forma de interacción contigo, es el impulso
para poder construir un camino y hacer realidad nuestros deseos y
nuestros sueños. El principio no es más que un principio y no
depende de nosotros sino más bien de los demás, anteriores a nosotros, pero
que tu has creado. No se si eres antes huevo o gallina pero lo que si
que sé es que éste es para todos y todo igual, la raíz del
crecimiento y desarrollo de una nueva historia.
Los
tres factores que rigen el curso de nuestras vidas, que creo
haber descubierto por mi mismo, son los pilares decisivos en la
manera en que acontecen las cosas. Son la base de la trama que se
trenza en el día a día y que aglomera los secretos de cómo llegar
a ser lo que eres y somos hoy. Los tres se rigen por la
determinación, por impulsos y motivos que no se pueden evitar y de
una importancia que no se puede medir. Son los factores decisivos a
la hora en que tomamos y tomas un rumbo u otro.
El
primero es lo inevitable, todo aquello que uno sabe que debe ocurrir,
que conoce que debe suceder y que es consecuencia directa de la
existencia y sus leyes. Es la irremediable hora para que sucedan las
cosas que sabemos que deben ocurrir, pero que nunca se sabe cuando se nos
presentarán.
La
segunda es lo impredecible, todo aquello que sucede y simplemente
sucede, como el principio de las cosas que a nuestro entender sólo
pueden ser frutos de la casualidad y del azar o cuyo origen no
podemos alcanzar a conocer, pero que suceden. La suerte y los
imprevistos.
La tercera es simplemente nuestra efectividad, aquel factor que dependerá de nosotros y nuestra intuición, ingenio e inteligencia. Nuestra inteligencia- temporal o de fondo- que entiendo cómo la capacidad de adaptación que nos ofrece la posibilidad de actuar con seguridad y éxito frente a lo inevitable y lo imprevisible. En defensa y ayuda de uno mismo y los demás, para la construcción de un camino propio, a partir de iniciativas propias pero también al depender de como se nos presenten las posibles oportunidades. Escuchar, comprender, memorizar, recordar y aplicar con habilidad cualquier recurso en beneficio de uno y de los demás es la mejor recompensa que uno se pueda llevar y la mejor herramienta para interactuar contigo.
Por
último, queda por definir el fin, fin de final y fin de objetivo. El fin
es la muerte, la desaparición, pudiendo ser el peor de los castigos o el mejor de los alivios, aquello
inevitable que más influye en nuestra consciencia del presente y en
nuestros actos pasados, presentes y futuros. Es la más primitiva e
interiorizada forma de miedo.
Mientras que la finalidad, el objetivo de nuestra existencia podría entenderse como nuestra más amarga ansiedad y preocupación o por lo contrario nuestra ciega entrega y ocupación. Es aquello que nos entorpece el sueño y que nos complica la comprensión de las cosas, pero que ayuda y nos impulsa a movernos, para luego creer a la hora de sacar conclusiones en la eterna búsqueda de ¿cómo? y ¿porqué? somos lo que somos y también en la concepción de como eres. El objetivo ayuda a aportar un sentido y un significado valido para que todo sea como parece ser, pero también contribuye a tu transformación y puedas corresponder con la idea de como querríamos que fueses o como imaginamos que podrías llegar a ser, aclarándonos en como creemos que somos o a pensar cómo deberíamos ser.
Mientras que la finalidad, el objetivo de nuestra existencia podría entenderse como nuestra más amarga ansiedad y preocupación o por lo contrario nuestra ciega entrega y ocupación. Es aquello que nos entorpece el sueño y que nos complica la comprensión de las cosas, pero que ayuda y nos impulsa a movernos, para luego creer a la hora de sacar conclusiones en la eterna búsqueda de ¿cómo? y ¿porqué? somos lo que somos y también en la concepción de como eres. El objetivo ayuda a aportar un sentido y un significado valido para que todo sea como parece ser, pero también contribuye a tu transformación y puedas corresponder con la idea de como querríamos que fueses o como imaginamos que podrías llegar a ser, aclarándonos en como creemos que somos o a pensar cómo deberíamos ser.
De
todas formas, para mí, existe un elemento que está por encima del
resto, que influye en mayor grado a nuestro porvenir, a nuestro modo
de comprenderte. Es algo que no podemos obviar ni dejar olvidado, a
lo que no se le puede restar importancia y a lo que hay que cuidar
como el más intimo tesoro, pero también al que hay que dar paso con
cautela, pero a su tiempo. Es la razón de vivir para muchos y es la
perdición para otros muchos, es donde nuestros refugios no llegan y
dónde hay que pisar fuerte para que se hagan realidad nuestros
pasos. Es algo que sólo puede manifestarse en nuestro interior pero
que se transmite y se debe transmitir. Si estamos atentos y abiertos
lo podemos escuchar, comprender, memorizar, recordar y aplicar con
habilidad para entender, compartir, aceptar y seguir adelante.
Mundo!
donde sólo a veces se dice lo que se piensa, es hora de que sepas
que te conocemos y que sabemos que nos puedes ofrecer o arrebatar la
vida, pero somos parte de ti y queremos seguir siéndolo para
continuar la fiesta de las emociones y compartir la eterna felicidad
de formar parte en la gran historia, con nuestro pequeño pero
compartido camino.
Salinauta
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